viernes, 29 de junio de 2012

SUJETOS, HISTORIAS, SITUACIONES Y PERSONAJES.

El sujeto poético (o yo poético o yo lírico) es una construcción semejante al narrador por lo tanto no hay que confundirla con el autor, con el poeta, aunque dependa de éste. Aún cuando la poesía y la canción sean, de todos los géneros, los más indicados para la expresión de la interioridad, el status de discurso ficcional (de invención) de lo literario obliga a esta distinción entre “seres de palabras” y “seres de carne y hueso”.
En particular, dentro de la obra de cada poeta o cantautor suelen aparecer ciertas constantes en la forma de evaluar la realidad o de dirigirse hacia el otro, es decir, se pueden reconocer determinados lugares de enunciación que dan forma a diferentes “sujetos”, como diversas máscaras que se coloca el cantante para mostrarse ante nuestros ojos. “Meterme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré”, dice Sabina y, paradójicamente, si hay alguien a quien esa frase no le hace justicia es a él, que ha intentado más que nadie refrendar su discurso con sus actos y por lo tanto los sujetos que hablan por él en sus canciones tienen una impronta autobiográfica (ver fasc. II). Dentro de las posibles reconstrucciones (de las cuales también participa el punto de vista del oyente) la del “sujeto libertario” es la que con mayor nitidez asoma en el horizonte enunciativo junto con el abandonado, el amante, el apelativo, el reflexivo, el crítico, el celebratorio, todos componentes parciales del discurso global del “Sabina poeta”. Algunos, como el libertario, el amante y el abandonado (estos dos últimos arquetípicos de la poesía universal) están presentes ya en sus primeros discos, otros en cambio como el autoreflexivo (también clásico) y el optimista son propios de la etapa “latinoamericana”: (Mas de cien mentiras, Jugar por jugar y en especial Noches de boda). Es decir que su presencia o ausencia puede determinar momentos diferentes dentro de la poética del autor, a igual que la evolución interna de cada uno de ellos. Así, por ejemplo, el sujeto abandonado pasa de percibirse en un estado de desolación inmediata o prolongada en la primera época (Calle Melancolía, Que se llama soledad, Así estoy yo sin ti) a evidenciar una nostalgia apenas triste y acotada en la etapa media (Cuando aprieta el frío, Como un explorador). Por último, 19 Días Y 500 Noches marca un corte-retorno a las primeras situaciones y más atrás aún, hablan de un sujeto descreído o demasiado sorprendido, todavía sufriendo los golpes del impacto.

Y yo que nunca tuve más religión que un cuerpo de mujer…
El sujeto arquetípico de Whisky Sin Soda, el tierno amante doméstico de Rebajas de Enero, no volverá a merodear por la discografía de Sabina salvo raras excepciones. Tal vez sea El rocanrol de los idiotas el momento de reincidencia en esa ternura-debilidad casi inaceptable. En otras ocasiones se verá enredado en situaciones de comedia con mujeres que se las traen (Incompatibilidad de caracteres, Besos de Judas, El café de Nicanor). En medio de esas tendencias extremas (el romanticismo y la comedia) el sujeto amante teje su mejor historia en Y sin embargo, donde aparece en toda su complejidad sentimental y se resuelve en una aparente contradicción que en realidad plantea toda una postura filosófica respecto del amor, la monogamia y la propiedad privada: “De sobra sabes que eres la primera/que no miento si juro que daría/Por ti la vida entera/Y sin embargo un rato cada día/Ya ves, te engañaría con cualquiera/Te cambiaría por cualquiera”. La transgresión a valores occidentales y cristianos que conlleva este tema solo ha sido superada por Joan Manuel Serrat en la magnífica Por dignidad.

Hoy tienes una ocasión…
Con un toque más sexual que romántico, el sujeto apelativo que arrastra a la chica a la cama por las buenas o las malas es otra constante a partir del segundo disco con Ring ring ring y Pisa el acelerador (advertencias sobre el paso del tiempo al ritmo del rock and roll) hasta Noches de boda, pasando por las mujeres de Hotel, Dulce Hotel.
En la exhortación a la chica y excepcionalmente al oyente masculino (69 punto G) Sabina plantea que la procuración de la felicidad depende de la dirección en que cada uno se mueva en ejes tales como sexo-trabajo o amor-vida doméstica. A menudo el lugar desde donde se enuncia es la habitación, en el momento previo al encuentro (con la consiguiente “voyeurización” del oyente).
Al tono irónico y burlón de ésta primera etapa, sobreviene la reflexión del período El Hombre del Traje Gris-Mentiras Piadosas para pasar a la seriedad filosófica de exponentes como Canción de las noches perdidas, Esta boca es mía o Noches de boda; todos excelentes consejos. Consecuentemente, al rock sobreviene la balada o los ritmos de tres tiempos.

Los cuentos que yo cuento.
Tradicionalmente la poesía se ha dividido en tres grandes ramas: épica, dramática y lírica. La primera narraba extensas historia ficticias sobre personajes heroicos; la segunda se orientaba a la elaboración de diálogos con vistas a la representación de anécdotas escénicas; la tercera a comunicar emociones o sentimientos personales. Con el tiempo la poesía se identificó cada vez más con la vertiente lírica, mientras que las dos restantes se fueron incorporando paulatinamente a la producción narrativa y teatral. Pero lo concreto es que en sus inicios la poesía fue la literatura en sí. Estas orientaciones están presentes en Sabina, heredero de la tradición española del romancero.
Las historias suelen ser celebratorias de lo sexual y lo marginal (De Juana la loca a Peor para el sol); críticas al sistema y a lo cotidiano (Rap del optimista, Blues de lo que pasa en mi escalera); de desventuras amorosas (Medias Negras; Pero que hermosa eran) o aquellas más serias que narran pérdidas (Con la frente marchita, Donde habita el olvido).
El delincuente precoz, el travesti, el asesino masivo son los héroes de sus primeras historias y también los alocutarios, con lo cual el grado de acercamiento hacia estos tipos marginales se acentúa al tiempo que el oyente es puesto en el lugar del tercero excluido (de la charla). A estos personajes habría que agregar la propia figura del Sabina domesticado en la zaga Cuando era más jóven-Rebajas de enero. De todos modos, en estos temas lo narrativo predomina sin ser exclusivo. La primera historia cabal es Pacto entre caballeros, una nueva aventura de marginales en la cual el yo pasa a un primer plano. En efecto: en los tres ejemplos anteriores los héroes son interpelados por un sujeto que celebra o al menos justifica sus hazañas. En Pacto..., Sabina abandona el sitio de testigo y penetra en la historia como protagonista. Eso sí, el gesto es involuntario (es asaltado y luego invitado a la orgía), lo cual echa un cable a la tierra de la legalidad, indispensable para un cantautor masivo.
Este desplazamiento anuncia una tendencia futura. A partir de Mentiras Piadosas todas las historias se organizarán exclusivamente alrededor de la 1º persona.
Barbi Superestar es prácticamente el único caso de narrador testigo (pero aún personaje). Inclusive aquellos temas narrados “desde afuera” (Rap del optimista, Con un par) aparece un yo-comentarista sobre el final, aprovechando los límites más amplios de la canción dados por la estructura musical. Un caso prácticamente único (en la discografía en general) es El caso de la rubia patino, donde el sujeto es un detective.

A ti te estoy hablando, a ti…
Sin ser un cantante romántico, buena parte de la producción de Sabina tiene que ver con la mujer. En las ocasiones en que se relatan aventuras sexuales, casi siempre el alocutario es la propia chica (no así cuando el tema en cuestión es la prostitución; ¿una cuestión de pudor?). Esto matiza el elemento machista inevitablemente presente. Incluso cuando el sujeto ha quedado mal parado (casi siempre) no hay tono de reproche sino de reconocimiento. No hay tangos, Princesa es prácticamente el único tango. En realidad, los temas relacionados con las mujeres casi siempre las erigen como interlocutoras. En Física Y Química no se habla de mujeres a terceros. Es por esta época donde la mujer es amada más tiernamente, antes más bien aparecían situaciones donde se las alentaba a vivir o a vivir el sexo, que para Sabina es básicamente lo mismo. Donde esta tendencia (y muchas otras) se interrumpe es 19 Días Y 500 Noches, allí la mujer es objeto del discurso y no interlocutor.
Otro alocutario frecuente es el burgués, al cual pretende despabilar, como tomándolo de las solapas del traje gris, para que abandone su destino de ameba. Es el “hombre de la calle” de La Banda del Kung Fu y Pastillas para no soñar, la dama de Y si amanece por fin, el ama de casa de Pisa el acelerador, el propio oyente en Noches de Boda, con el refuerzo de la presencia de Chavela Vargas, lo que se dice predicar con el ejemplo. Esta noble actitud alcanza su sublimación en Esta boca es mía, donde todo lo anterior puede releerse como un medio para alcanzar ese fin. Todos somos responsables por todos, como en el poema de Brecht, quien vive sin romper el cascarón condena al resto a vivir en el huevo.

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